Miércoles de ceniza, pleno de esperanza:
Regresaremos a la tierra y el barro. Destino inexorable de todo ser viviente. Pero no será un final. No, no será el final. Llegará el día en que el reloj de la historia marcará la hora de las esperanzas cumplidas, y despertaremos de nuevo a la vida.
Nuestros ojos volverán a ver los mil colores de la primavera, y nuestra nariz sentirá sus olores por siempre jamás. Y Dios, de nuevo, volverá a pasear por la tierra “al fresco de la tarde”. Y al escuchar sus pasos, saldremos presurosos en su busca. Le acompañaremos en su paseo, y conversaremos como buenos amigos acerca de la belleza de la vida. ¡Bendita esperanza! ¡resucitaremos!
Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau