No es bueno que el ser humano esté solo – ¡Descarga el Boletín de octubre!

no es buena la soledad
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Sabes de dolores. Sabes lo que es sentirte por dentro como alguien al que la faltan las fuerzas (Sal. 88:5b). Sabes lo duro que es llevar el dolor en una soledad envuelta en silencio. Sí, cuantas veces no te habrás dicho, “a Dios imploro ánimo y fuerza, en Él espero”. Pero bien sabes que ya Dios dijo y nos advirtió, desde la noche de los siglos, que “no es bueno que el ser humano esté solo”. Por eso su gracia nos introdujo -nos introduce- en su familia, para que por fin no nos falte nunca una mano amiga que nos abrace, ni unos oídos que escuchen nuestro dolor, y mientras nos escuchan no dejemos sentir en nuestro pecho su abrazo. Vivir nuestra fragilidad y lágrimas en comunidad es una experiencia profundamente sanadora, ¡lo sé!

“No es bueno que el ser humano esté solo”, dijo Dios en el principio. No te escandalices si digo que mi soledad y Dios no son suficientes para sanar el dolor que siempre nos acecha. De ahí que Dios, reitero, nos hiciera parte de una comunidad. La comunidad de fe nunca, nunca, debiera ser terreno hostil para aquel, para aquella, que siente en toda su radicalidad su propia fragilidad. Debe ser el espacio más adecuado para confesar unos a otros nuestros sentires y dolores. Y Dios, siempre bueno, se hace presente en medio nuestro. ¡La gracia de Dios en forma de comunidad siempre está presente! Al menos ¡eso espero!

Sola Gratia. Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, Pastor de Betel+Sant Pau

 

¡Domingo! Al encuentro con el Resucitado

Leía, por recomendación del leccionario diario, en el salmo 103, y en clave de domingo, pensaba:

Si existe un día en el que toda la iglesia es convocada por su Señor, ese es el domingo. El pueblo de Dios va al encuentro tanto del Resucitado, como de los hermanos y hermanas que lo conforma. Es el día en el que hacemos memoria como comunidad de todos los favores con los que nuestro Señor nos ha colmado (103:2): Él nos colma de perdón, sanidad y liberación en medio de nuestras historias personales y colectivas; es más, ¡nos corona de amor y ternura!; Él, el Dios de Jesús, no tiene como lema de actuación el “ojo por ojo y diente por diente!: “No nos trata según nuestros pecados, no nos paga según nuestras culpas” (103.10), y así nos muestra el camino que debemos transitar. ¡Él nos ama como un padre bueno ama a sus hijos e hijas, abrazándolos y acogiéndolos en casa a pesar de sus desvaríos!

Por todo ello, y por muchas cosas, en esta mañana nos decimos ¡Bendice, alma mía, al Señor!

¡Tened un buen domingo!

Ignacio Simal, Pastor de Betel+Sant Pau

Vivir con la hora cambiada

El lugar donde la hora siempre está cambiada” titulaba un artículo el diario “El País”. Y no voy a hablar sobre el contenido del artículo, sino sobre lo que me ha sugerido el titular. Pensaba que muchos cristianos y cristianas vivimos con la hora cambiada, vivimos en una hora pasada que no será más, que no puede ser más. En ocasiones vivimos bien en el siglo I, en el siglo XV o en quién sabe qué siglo. Podemos, y debemos volver a las fuentes (a los textos bíblicos), pero nunca a su contexto histórico y social, ¡es imposible! Vivimos, para bien o para mal, en el siglo XXI Si bien es verdad que el ser humano ha cambiado poco, si que han cambiado tanto el contexto como los problemas que este genera. Y debemos hacer una lectura contextual de las fuentes ¡ello es una tarea delicada pero urgente!

Pero también he de decir que podemos interpretar el titular que menciono en un sentido muy diferente, en un sentido más que positivo. Y ahora diría que sí, que las cristianas y cristianos vivimos con la hora cambiada. Porque vivimos a la luz de la hora que viene, el advenimiento del futuro definitivo de la humanidad: la consumación del mundo nuevo que trae Dios en su venida. Tratamos, en la fuerza del Espíritu, encarnar el futuro que proclamamos en el presente de nuestras comunidades: vivir a la luz de la novedad que viene, anunciada en el Apocalipsis de san Juan (“Voy a hacer nuevas todas las cosas” Apo. 21:5), es nuestra tarea y parte de nuestra misión. Las comunidades cristianas viven la “hora” que viene, aquí y ahora, la gustan, la palpan y desde las realidades que el Espíritu construye en medio de ellas, anuncian a la manera de Jesús de Nazaret, “el tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el Evangelio” (Mc. 1:15).

¡Tenemos entre nuestras manos, por la gracia de Dios, una buena noticia! La hora futura, la hora que viene, ya está entre nosotros. Vivimos con la hora cambiada para bien. Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

La hora es grave

Los días son malos” (Ef. 5:16b)

Sí, la hora es grave. Siempre y en todos los tiempos ha sido grave. Creo que fue Salvador Pániker el que dijo que el mundo siempre ha pensado de sí en clave de crisis. También las iglesias. Por eso afirmo que la hora es grave, siempre ha sido grave. Y de ahí salto a la conclusión de que las palabras de esperanza se nos quedan pequeñas por insuficientes. Se nos quedan pequeñas a los que nos confesamos cristianos y al resto de las personas que no lo son. Lo necesario en esta hora es la proclamación de la esperanza encarnada en comunidades que se reúnen y se alientan en torno al Espíritu de Jesús Resucitado. Esa es la misión de las iglesias, la encarnación de la esperanza.

Solo Cristo. Sola fe. Sola gracia.

Ignacio Simal, Pastor de Betel+Sant Pau

 

¡La celebración cristiana es una fiesta!

Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos” (Lucas 15:32a)

Esglesia ProtestantNo permitamos que la niebla ambiental oculte que la celebración cristiana es la fiesta que anticipa el advenimiento definitivo del “reino” de Dios. La celebración cristiana es la reunión de las hijas e hijos que otrora abandonaron la casa del “Padre”, pero que de nuevo han sido recibidos al hogar que nunca debieron haber abandonado. La celebración cristiana no está envuelta por el sonido de los “golpes de pecho” de las personas reunidas, sino por el batir de palmas, la música y la danza.

Por todo ello, no permitamos que la niebla ambiental empañe la celebración de la fiesta de la reconciliación entre los seres humanos. ¡Experimentemos lo sublime de la gracia del Dios que nos mostró Jesús de Nazaret!

Ignacio Simal, pastor de l’Església Protestant Betel+Sant Pau

Cada domingo sucedía…

Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros. ‭‭1 Cor. ‭14:24-25‬

domingoLo oculto del corazón salía a la luz. Cada domingo sucedía. Desde que entraba por la puerta de la capilla, hasta que salía. ¡Todos profetizaban! Bien a través de la breve conversación antes de que se iniciará el culto dominical; bien a través del abrazo; bien a través de las lecturas bíblicas que se realizaban; bien a través de las constantes oraciones que se elevaban a Dios; bien a través de la celebración de la Santa Cena; o bien a través de la exposición de las Escrituras por parte del predicador de turno… todos profetizaban, y mientras lo hacían, en mi interior se desarrollaba un fructífero diálogo en torno a Dios y un servidor.

Eran cultos de dos horas de duración, pero en la mayoría de los casos se me hacían cortos. Todo, absolutamente todo me invitaba a la adoración del Dios que me había salvado. Puedo decir que Dios estaba allí; así lo sentía, así lo vivía.

De ahí que, desde aquellos lejanos años, al llegar el sábado pienso en los domingos. Siempre estoy expectante y atento a cada palabra, a cada gesto, de mis hermanas y hermanos, todos ellos profetas y profetisas, que oiré y veré desde que llegue a la iglesia hasta que me vaya de ella. Y digo que estoy expectante porque en cada palabra y en cada gesto de mis hermanos, y en cada pensamiento que mi interioridad genere, estaré encontrándome con el Dios que estará entre nosotros manifestando su gracia a través de sus hijas e hijos.

Mañana ¡domingo! Día singular, en el que el Dios de Tamar, Rahab, Ruth, Betsabé y María, se encontrará con nosotros, y nosotros nos encontraremos con él. El Señor, ¡verdaderamente está entre nosotros! Por eso ¡estoy expectante!

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Mirando lo que no se ve – Boletín Abril, 2018

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resurrección«Y es que nuestro objetivo no son las cosas que ahora vemos, sino las que no vemos todavía. Esto que ahora vemos, pasa; lo que aún no se ve, permanece para siempre.» (‭‭2Cor. ‭4:18‬ ‭BTI‬‬).

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Poner nuestra mirada interior en lo que no se puede ver es lo que hace que aún en los momentos más dolorosos de nuestra vida, el desánimo no salga victorioso. Es ver lo que no se ve a través de la contemplación de las imágenes que nuestro cerebro crea al meditar en la esperanza que nos sugieren las metáforas bíblicas. Contemplación que nos hace caer en la cuenta que toda la dolorosa realidad que nos circunda pasará, y lo que las Escrituras nos hacen intuir permanecerá para siempre; esto es, la liberación de toda la creación de su constante gemido mediante su resurrección (Ro. 8:18ss.). Resurrección que, por otra parte, ya experimentamos en forma de anticipo mediante el Espíritu que mora en nosotros. Sí, “nuestro hombre exterior se va desgastando día tras día, pero el interior no obstante se renueva de día en día” (2Cor. 4:16), hasta la resurrección consumada. De ahí que, reitero, el desánimo no nos venza.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Semana Santa:Todo acabará bien. Guía para la meditación

Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.
Hebreos 5:7

Él creyó en esperanza contra esperanza
Romanos 4:18

“Puedo transformar todo en bien, sé transformar todo en bien, quiero transformar todo en bien, haré que todo esté bien; y tú misma verás que todo acabará bien.
Julieta de Norwich

semana santa 2018
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Dios, nuestro Señor, puede transformar todo en bien. De tal manera que, como escribiera Juliana de Norwich (1342-1416), “todo acabará bien”. Y es desde esa óptica que leemos los cuatro días que transformaron nuestra existencia. Jesús de Nazaret, durante esos días, contempló en forma de esperanza cierta, que su Abba le vindicaría mediante resurrección, y ello le mantuvo resistiendo en medio del dolor, la oscuridad y la muerte.

Durante estos días meditaremos en la pasión de Jesús en clave de esperanza a través de la lectura de cuatro salmos (leccionario diario): Salmos 27, 22, 43 y 93. Textos donde se pone de manifiesto tanto la oscuridad y el dolor, como la esperanza. Básicamente se describe en ellos la realidad existencial de aquel que cree en esperanza contra esperanza (Ro. 4:18)

Seguiremos tres pasos: 1) memoria: haremos memoria de la historia de la pasión; 2) lectura: leeremos pausadamente tres veces los textos elegidos; y 3) oración: dejamos que el silencio meditativo nos envuelva hasta desembocar en la plegaria silente del corazón.

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

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Nos salvaremos por el llanto

Nos salvaremos por el llantoescribió mi querido León Felipe. Y pensé que sólo una teología que hace una lectura de los textos sagrados y de la realidad empañada por las lágrimas es la que puede salvar al ser humano. Ese llanto que “está en los versículos de los profetas y en el corazón afligido y engañado del hombre“.

León Felipe
León Felipe

Al leer a León Felipe, caí en la cuenta que el llanto del Maestro, venido de Galilea, permeó todo su decir y hacer. Lloró ante la la tumba de Lázaro, y a través de esa tumba particular derramó lágrimas por todas la tumbas abiertas en la tierra a lo largo de la historia. Lloró también ante la ciudad de Jerusalén, y través de ella sollozó por todas las ciudades irredentas desde la edificada por Caín. Y sudó, en su Getsemaní, “gotas de sangre que caían hasta la tierra”, que es la epítome del llanto.

Nuestros escritos, nuestros sermones, nuestros decires deben estar empapados por el llanto. Porque, en palabras del poeta, “el llanto rompe las fronteras políticas del mundo y hará que un día los hombres se entiendan mejor“.

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

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La acción de la gracia

Aunque estábamos muertos en razón de nuestras culpas, nos hizo revivir junto con Cristo —¡la salvación es pura generosidad de Dios!—, nos resucitó y nos sentó con Cristo Jesús en el cielo” (Efe. 2:5-6 BTI)

La gracia de Jesús de NazaretA la experiencia de la gracia le sigue la acción continuada de la misma. Todo el ser de la persona dice “sí” a Jesús de Nazaret. Tal vez, en el momento del “sí” no tengamos las cosas muy claras. Vamos, que el “sí” a Jesús no le precede un compendio de teología andante. Pero lo que le sigue es una total apertura a la gracia expresada en el mensaje del Mesías, y experimentada en el “sí” dado.

En esa apertura fundante a la gracia experimentamos su acción en nosotros. Es una acción que ejerce de pedagoga, introduciéndonos en un proceso de crecimiento como seres humanos. Dejamos a un lado el lenguaje de niños para optar por un lenguaje de adultos en medio del mundo. Desentrañamos la realidad que nos rodea percibiéndola en todo su dolor, y nos alienta a llamar las cosas por su nombre evitando eufemismos. La acción de la gracia nos conduce a percibir la realidad a la manera de Jesús de Nazaret: vivimos en un modelo de sociedad cimentado sobre “toda la sangre inocente derramada en este mundo” (Mat. 23:35 BTI) a lo largo de la historia.

La acción de la gracia nos concede la llave para entendernos a nosotros mismos como personas, individual y colectivamente contempladas, con una misión en el mundo. Una misión que echa sus raíces en la vida, muerte y resurrección del Mesías Jesús.

De tal manera es así, que nos entendemos como personas liberadas del peso de esas estructuras de pecado que nos han ido contaminando desde los inicios de nuestra biografía hasta lograr internalizar el pecado en nuestras entrañas. La acción de la gracia nos resucita por dentro para experimentar la liberación de la internalización del pecado en nosotros, y del temor que los poderes de este mundo inspiran así como del miedo a la muerte. De tal manera que proclamamos el mensaje liberador del mundo nuevo “a plena luz” y “desde las terrazas”, sin tener “miedo de los que pueden matar el cuerpo” (Mat. 10:27-28 BTI). En ello experimentamos nuestra adultez como personas en medio de la vida.

Para finalizar debemos afirmar que la acción de la gracia nos concede la capacidad de no amoldarnos “a los criterios de este mundo; al contrario, [nos dejamos] transformar y renovar [nuestro] interior de tal manera que [somos capaces de] apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que le es grato, lo perfecto (Rom. 12:2 BTI). Sólo si somos personas resucitadas por dentro, y por lo tanto fuertes interiormente, seremos capaces de perseverar durante el tiempo de nuestra peregrinación hacia la “tierra prometida” sembrando el mundo de comunidades-semilla, signos primaverales del mundo nuevo que viene.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Ahora veo oscuramente, pero entonces veré cara a cara

«Confío en ver la bondad del Señor en la tierra de los vivos.»
‭‭SALMOS‬ ‭27:13‬ ‭BTI‬‬

Mi esperanza, contra lo que la razón intenta subrayarme, es que un día veré, en plenitud, la bondad de Dios plasmada a lo largo y ancho de los cuatro puntos cardinales. Sé que es una locura, pero ¿no es locura todo lo que indica el Evangelio? (1 Cor. 1:17ss). Confieso que estoy absolutamente imposibilitado para la increencia, por eso creo. Y creo sin atender a las razones de los que, de buena fe, me quieren convencer de lo absurdo de la fe. Incluso en los momentos de mayor debilidad, de feroz lucha interior, la fe siempre ha vencido. La razón de su victoria, reitero, se encuentra en mi discapacidad para la increencia.

Mi esperanza morirá, así como la fe, el día en que vea, en plenitud, la bondad de Dios campando a sus anchas por la tierra que pisan mis pies. Entonces, como escribiera San Pablo, solo existirá el amor (1 Cor. 13). Sí, creo en la vida más allá de la muerte o, dicho a la manera cristiana, creo tanto en la resurrección de la carne como en la de toda la creación (Ro. 8). ¡Cuánta locura evangélica habita en mi corazón!

De ahí que, por tercera vez, afirme, está vez con el salmista, que “confio en que veré la bondad de Dios en la tierra de los vivos”. Creer en el Cristo resucitado me encamina a la resurrección. Mientras tanto dejadme, dejadme que siga sembrando la locura del Evangelio en los corazones de los que se cruzan en mi camino.

Sí, sembraré (como reza el antiguo himno cristiano) tanto en corazones sensibles como en corazones de mármol esa palabra divina que habla del Dios de la gracia, del perdón y de la esperanza. Sí, sembraré mientras viva simiente de amor, y segaré cuando, de nuevo, mis pies pisen la tierra de los vivos en ese día en el que toda ella pueda ser llamada “casa De Dios”.

Ahora veo oscuramente, pero entonces veré cara a cara.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Església Protestant Betel + Sant Pau

Amar la vida

Hijos míos, ¡venid y escuchadme! Yo os enseñaré cómo venerar al Señor. ¿Quién es el que ama la vida, y desea días para ser feliz? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de la mentira; aléjate del mal, haz el bien, busca la paz, marcha tras ella” (Sal. 34:12-15 BTI)

Venerar al Señor implica amar la vida. El amor a la vida es seguido por una triple opción existencial: hablar verdad, hacer el bien y buscar la paz. Afirma el salmista que el que así hace disfrutará de días felices. Sin embargo debemos tomar en cuenta que en medio de nuestra aldea global la felicidad corre el riesgo de ser infelicidad conforme al estilo de vida que propone el Imperio. La felicidad presente, conforme al mundo nuevo que anunció Jesús, la interpreto como aquella que surge de una limpia conciencia, de una vida sencilla y de un compromiso con la justicia del reino de Dios . En fin una vida que sobre todas las cosas venera al Señor.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

 església sant pau

Pongamos que hablo de Jesús de Nazaret

Pongamos que hablo de Jesús de Nazaret. A propósito del Evangelio según Juan, 3:16-21

Fue educado, desde la noche del no-tiempo, en la militancia por un mundo nuevo. Y así fue lanzado al mundo. El mundo, tú, yo y los otros, apenas le conocimos. ¡Qué lástima! Parece que meditar y contemplar su vida y su anuncio es incompatible con las tinieblas en las que estamos inmersos. De ahí que debamos hacer, desde nuestro recinto sagrado, una inmersión en su vida para que ésta nos ponga en nuestro sitio. Durante la inmersión debemos guardar silencio. Dejamos que su vida nos hablé, y nosotros, en ese momento, renunciamos a la palabra para dársela a él. Es entonces, solamente entonces, cuando iniciamos el camino de nuestra salvación-sanación interior. No tememos que su luz desenmascare nuestra conducta, nuestros pensamientos profanos. Es un momento doloroso, pero que nos abre los ojos a un nuevo horizonte: el mundo nuevo. Y de pronto sentimos que, como él, somos también lanzados al mundo para sembrar esperanzas entre nuestros maltratados compañeros de viaje, nuestros prójimos.

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Tot és finit – Todo es finito

Tot és finit. No tot dura per sempre. Inevitablement la vida va passant i amb ella les oses i les persones que imaginàvem que sempre estarien aquí. Quan ets un nen, penses que els teus éssers estimats són immortals, fins que, un dia et despertes i sols veus l’absència i la memòria….. Ells ja no hi són. Els amics i les amigues amb els quals pensaves viure la teva vellesa i la seva amistat, per un raó o una altra, la seva presència s’ha convertit amb vuit..

Els projectes i somnis que havies imaginat a l’arribar a la vellesa s’han esvaït.. . I, així podríem continuar enumerant infinitat de situacions que creiem “eternes” i que mostren clarament la seva finitud.

Justament la nostra vida, a la seva mateixa finitud, té gravada la petjada de Déu. Per descobrir i atresorar la saviesa, és qüestió de permetre que els ulls de la nostra consciència vegin el que a simple vista, ningú és capaç de veure.

Soli Deo Gloria

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Todo es finito. No todo dura para siempre. La vida inevitablemente va pasando, y con ella las cosas y las personas que imaginábamos que siempre iban a estar ahí. De niño piensas que tus seres queridos son inmortales, hasta que un buen día te despiertas y sólo ves ausencia y memoria… Ellos ya no están. Amigos y amigas con los que pensabas vivir tu vejez y su amistad, por unas razones u otras han tornado su presencia en vacío. Proyectos y sueños con los que imaginabas llegar a viejo se desvanecieron. Y así podríamos continuar enumerando infinidad de situaciones que creíamos “eternas”, y que mostraron descaradamente su finitud.

Nuestra vida, justamente en su finitud, tiene estampada en sus entrañas la huella de Dios. Para descubrirla, y atesorar sabiduría con ella, es cuestión de permitir que los ojos de nuestras conciencias vean lo que nadie, a simple vista, es capaz de ver.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de la Església Protestant Betel+Sant Pau

La gracia, fundamento del mundo distinto

«Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores?» (Mc. ‭2:16‬)

AcogidaLa comunidad cristiana, reunida en torno a la mesa de Jesús, es la casa del Dios de toda gracia. En ella hay lugar para aquellas personas que las que se consideran “justas” y “sanas” en cuerpo y alma las colocan en el paquete de “las otras”, las transgresoras impenitentes de la ley divina. En la mesa de la casa de Dios los primeros lugares están reservados para ellas.

Ya nos enseñó nuestro Maestro «que los publicanos y las rameras van delante de [los justos y sanos] al reino de Dios.» (Mt. ‭21:31‬)

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Las iglesias ¿signo del mundo distinto en medio de la historia?

“El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mc. 1:15)

El centro de la buena noticia (Evangelio) de Jesús es la presencia del mundo distinto, según Dios, en medio de la historia. Solo la experiencia de ese otro posible (el reino de Dios se ha acercado) es la condición de posibilidad de que las personas caigan en la cuenta de que debieran dar otra dirección a su vida (arrepentimiento), y comprometieran su existencia con la buena noticia de Jesús (creer en el Evangelio).

Solo la manifestación del Espíritu y el poder de Dios a través de comunidades que visibilizan mundo distinto es lo que es capaz de persuadir a las personas a encauzar sus existencias a través del camino de Jesucristo (1Cor. 2:1-4). Solo cuando la santidad es entendida como separación del Imperio para hacer “contraimperio” es revolucionaria y trastoca el mundo no-distinto en el que nos movemos (Hch. 17:6).

De ahí que la pregunta que toda comunidad cristiana debiera hacerse constantemente, a modo de examen de conciencia, es: ¿qué signos-rastros del mundo distinto según Dios (reino de Dios) se palpan en su espacio? Ahí está el meollo de la cuestión que responderá acerca de nuestra fidelidad al camino de Jesucristo, al Evangelio de Dios.

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

¿Quién es el que ama la vida..?

“¿Quién es el que ama la vida..?” (Sal. 34:12 BTI)

Todo ser humano está convocado a amar la vida contracorriente. Las Escrituras nos enseñan que la persona que ama la vida lo manifiesta a través de su conducta, y desea vida tanto para él como para su prójimo. De ahí que guarde sus labios de hablar engaño, se aparte del mal que rige nuestro mundo, transite por el sendero del bien, busque incesantemente la paz haciéndose discípula de ella. Su opción existencial le motivará a la alegría como alguien que vive la plenitud la vida, pero no sin los males que provoca un caldo social que está construido para el mal y la muerte. Pero de todo le librará el Señor, pues le dará la fuerza necesaria para resistir sus embates. Ya desde antiguo se afirmó que “muchas son las aflicciones del justo (del que ama la vida a la manera de Jesús), pero de todos ellas le librará el Señor” (Sal. 34:19).

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Dónde se manifiesta el poder de la Cruz

El poder del Dios de Jesús y la radicalidad del Evangelio se ponen de manifiesto, especialmente, en el vigor de la vida interna de las comunidades cristianas. Tal vez, en ningún otro espacio se muestran tan claramente como en las comunidades que son de la fe de Jesús. De ahí que a través de la predicación del Evangelio se pone de manifiesto (en las comunidades de fe) la reconciliación obrada en la cruz de Cristo: ¡la Palabra de la cruz es poder de Dios en los que transitan el camino de salvación del sistema “imperial”! De otra forma haríamos vana la cruz de Cristo (1Cor. 1:17,18).

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Dios siempre nos mira con buenos ojos

Toda la felicidad que podamos experimentar en nuestra existencia, sea desbordante o serena, es subsidiaria de la gracia del Dios del cielo. Y cuando la vida nos sume en el trance del dolor, la gracia divina corre en nuestro auxilio fortaleciendo nuestra interioridad a fin de que no desfallezcamos. Todo es gracia, y en ella esperamos en todo momento, ya sea en el momento de la tristeza o en el momento de la alegría. Dios, nuestro Señor, siempre nos mira con buenos ojos. ¡Qué o a quién debemos tener! Miremos al pasado, al transcurrir de nuestra vida hasta aquí, y veremos cómo Dios ha estado con nosotros y ha conducido nuestros caminos para bien. Su gracia nos ha acompañado ¿no es así..? Por todo ello, hoy, nos encontraremos en nuestras respectivas comunidades a fin de dar gracias, junto a nuestras hermanas y hermanos, al Dios que se hizo carne el Cristo, y dio un giro benefactor a nuestra vida.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Miércoles de ceniza, pleno de esperanza

Miércoles de ceniza, pleno de esperanza:

Regresaremos a la tierra y el barro. Destino inexorable de todo ser viviente. Pero no será un final. No, no será el final. Llegará el día en que el reloj de la historia marcará la hora de las esperanzas cumplidas, y despertaremos de nuevo a la vida.

Nuestros ojos volverán a ver los mil colores de la primavera, y nuestra nariz sentirá sus olores por siempre jamás. Y Dios, de nuevo, volverá a pasear por la tierra “al fresco de la tarde”. Y al escuchar sus pasos, saldremos presurosos en su busca. Le acompañaremos en su paseo, y conversaremos como buenos amigos acerca de la belleza de la vida. ¡Bendita esperanza! ¡resucitaremos!

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau