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“Nuestro Dios puede librarnos… pero aun si no lo hiciera, no adoraremos a tus dioses.” (Daniel 3:17–18)
Esperar a Dios en medio del fuego
El primer domingo de Adviento abre un tiempo para contemplar la promesa de Dios: su venida, su cercanía y su fidelidad. La lectura de Daniel 3:1-30 nos sitúa ante la historia de unos jóvenes que se negaron a adorar a los señores del mundo. El pasaje narra así la imposición del rey: “Todo aquel que no se arrodille y adore la estatua será arrojado a un horno encendido.” Esta escena no pretende alejarnos de la vida; al contrario, nos invita a reconocer que también hoy atravesamos situaciones que queman, presiones que pesan y momentos que ponen a prueba la esperanza. Adviento nos anima a leer estos relatos como espejos donde reconocer nuestra propia espera, nuestros miedos y la promesa de que Dios se acerca incluso cuando la luz parece tenue.
La fuerza que ejercen los otros señores
El relato muestra un poder que se exhibe para imponerse: una estatua gigantesca, gobernantes reunidos, música solemne y órdenes que nadie puede cuestionar. Esa escenografía revela la seducción de los señores del mundo: los sistemas, discursos o dinámicas que reclaman nuestra atención y nuestra confianza a cambio de seguridad o reconocimiento. A veces se manifiestan en estructuras visibles; otras, en hábitos y expectativas que terminan por alejarnos de lo esencial. Daniel nos recuerda que la idolatría no es solo un concepto antiguo, sino cualquier realidad que ocupa el lugar de Dios en nuestro corazón y nos desplaza de la confianza profunda en su presencia.
Una fidelidad que no depende del resultado
El momento más decisivo del pasaje no es el milagro del rescate, sino la confesión previa de los jóvenes: “Nuestro Dios puede librarnos… pero, aun si no lo hiciera, no adoraremos a tus dioses.” Aquí aparece una fe madura, una confianza que no exige garantías ni condiciona la fidelidad de Dios a un desenlace favorable. Adorar a Dios es creer que su presencia permanece incluso cuando la realidad se vuelve oscura y no vemos un camino claro. La esperanza cristiana no niega el sufrimiento; afirma que, incluso en medio de él, Dios sigue siendo fiel. Esta confianza transforma la manera en que miramos nuestras propias pruebas: no como derrotas finales, sino como lugares donde Dios puede abrir sendas nuevas.
Dios que acompaña en medio del horno
El relato cuenta que, dentro del horno, aparece una figura junto a los jóvenes. No sabemos su nombre ni su forma concreta, pero el mensaje es claro: Dios no abandona a quienes se sostienen en su amor. Aunque las llamas representan una amenaza real, la presencia divina se convierte en un espacio de vida en medio de aquello que parecía destrucción. En Adviento contemplamos justamente esta promesa: Dios se acerca a nuestra vida cotidiana, a nuestras incertidumbres, a nuestro cansancio y a los lugares donde sentimos que la luz se apaga. Su acompañamiento no siempre evita la dureza de las circunstancias, pero hace posible atravesarlas con esperanza, sin perder la dignidad ni la confianza.
En nuestro propio caminar como comunidad, descubrimos que también hoy surgen formas de idolatría que atan el corazón: la velocidad que nos absorbe, el consumismo que promete satisfacciones fugaces, los discursos que separan o reducen la vida a logros y fracasos. La gracia de Dios —esa fuerza que acoge, sostiene y transforma— nos invita a recuperar el centro, a vivir con un corazón más libre y a confiar en que su fidelidad sostiene cada paso hacia la luz del Adviento. Como iglesia cristiana en Barcelona, comunidad abierta e inclusiva, deseamos seguir adorando al Dios que acompaña, libera y transforma desde el amor de Jesús. En este tiempo de Adviento, renovamos nuestro deseo de vivir una fe que acoge.
Señor Jesús, acompaña hoy a quienes atraviesan hornos de tristeza, cansancio o soledad. Que tu presencia sostenga, dé luz y abra caminos allí donde parece no haberlos. Que este Adviento despierte en cada persona el deseo de confiar, de resistir y de caminar hacia tu esperanza. Que tu gracia nos ayude a vivir con un corazón abierto y una fe que acoge. Amén.
Para profundizar en esta espera, puedes leer y escuchar el devocional de la primera semana de Adviento de la Iglesia Evangélica Española: Esperando al que viene (I) .
Mira cómo nos estamos preparando para la Navidad como comunidad.
Este artículo está basado en la predicación del pastor Víctor Hernández del 30 de noviembre de 2025 en la Església Protestant Sant Pau.


