Humildad y dignidad en la mesa de Jesús
Domingo 31 de agosto de 2025 – En la enseñanza de Jesús sobre los primeros lugares (Lucas 14:7-14), la mesa se convierte en un espacio de encuentro donde la humildad y la dignidad van de la mano. No se trata de competir por los honores, sino de descubrir la gracia que iguala a todas las personas.
Una lección en medio de un banquete
Jesús observa cómo las personas buscan los primeros asientos. El gesto revela una lógica de poder y prestigio. Frente a esa actitud, Jesús propone otro camino: elegir el último lugar. La enseñanza no es un consejo de cortesía, sino una inversión radical de valores.
Humildad que no humilla
La humildad de la que habla Jesús no es sumisión ni desprecio propio, sino libertad para no depender del reconocimiento ajeno. En el Reino de Dios, la verdadera grandeza no se mide por los títulos ni por los lugares de honor, sino por la capacidad de servir.
Dignidad que se comparte
El evangelio insiste: “El que se humilla será enaltecido”. Esta paradoja muestra que la dignidad no se pierde al renunciar al poder. Al contrario, se revela cuando la mesa se abre a quienes nunca son invitados: pobres, excluidos, olvidados. Allí se hace visible la gracia.
La mesa de Jesús hoy
La mesa de Jesús sigue desafiando nuestras jerarquías. La comunidad cristiana está llamada a ser lugar de hospitalidad, donde la humildad construye fraternidad y la dignidad de cada persona es reconocida. Así se encarna el Reino en lo cotidiano.
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Este artículo está basado en la predicación de Ismael Gramaje, ofrecida el domingo 31 de agosto de 2025 en la Església Protestant Sant Pau.
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