«Yo te conocí en el desierto, en tierra seca. En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.» Oseas 13:5-6
Pasó el tiempo y todo queda lejano. Recordamos la “experiencia de encuentro”, y se pierde en la neblina de los años. Nos creemos autosuficientes, y llenamos nuestra vida con cosas y experiencias que testifican de nuestro olvido del Dios de Jesús. ¡Uf! Pareciera que se cumple en nosotros, en nosotras, el dicho popular que dice, “de desagradecidos el mundo está lleno”.
¿Qué añadir..? Simplemente decir que todavía hay tiempo de regresar, cual hijos e hijas pródigos, a la casa que nunca debimos abandonar. ¡Nuestro Padre-Madre sigue esperando ver nuestra silueta en el horizonte caminando de regreso al hogar divino!
¡Dejémonos, de nuevo, abrazar por Dios!
Sola Gratia
Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau