Un instante “mágico”

«Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.» Lucas‬ ‭19:5‬ ‭RVR1960‬‬

Cuando Jesús de Nazaret nos mira desde los textos evangélicos, oímos su voz. Oímos su voz que nos dice, “hoy es necesario que pose yo en tu casa“. Y sobra que diga más palabras. Esas nos bastan.

Descendemos deprisa de nuestro sicomoro particular, y llenos de alegría, le recibimos en nuestra casa que ya es suya. Es entonces cuando atravesamos el umbral que nos introduce en la militancia a favor del mundo nuevo según Dios y su justicia. Y en ese instante “mágico” escuchamos la voz del Resucitado declarando: ¡hoy ha venido la salvación a esta casa!

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau

En el encuentro personal con Jesús de Nazaret no hay palabras de recriminación

«Tú, Dios, no rechazas el corazón dolorido y humilde.» SALMOS 51:19b BTI

Dios no utiliza los errores que hallamos cometido para estar constantemente recordándonoslos, o hacer chantaje emocional con ellos. Al menos ese no es mi dios, y espero que tampoco el tuyo. Confío en que seamos capaces de aprender de la conducta manifestada en Jesús de Nazaret. Una conducta de acogida misericordiosa a los considerados “enfermos y pecadores”.

En el encuentro personal con Jesús de Nazaret no hay palabras de recriminación, sino de acogida. Tan sólo escuchamos una palabra: ¡Sígueme! Dios no rechaza a la persona con un corazón dolorido y humilde ¡en absoluto! Dios no añade dolor al dolor, exclusión a la exclusión, lágrimas a las lágrimas… Me viene a la memoria en este momento una narración evangélica que es paradigmática en relación con lo que estoy diciendo. Es la historia protagonizada por Zaqueo, un recaudador de impuestos:  «Al llegar Jesús a aquel lugar, miró hacia arriba, vio a Zaqueo y le dijo: — Zaqueo, baja en seguida, porque es preciso que hoy me hospede en tu casa. Zaqueo bajó a toda prisa, y lleno de alegría recibió en su casa a Jesús” (Lc. 19:5-6 BTI). Y es que el Evangelio que hemos conocido tiene solamente un centro, y lo denominamos “gracia”, no “ley”.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau