¿Dónde está tu hermano?

El Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel?” (Gén. ‭4:9‬)

De la pregunta de Dios a Caín, interrogándole acerca de dónde se encuentra su hermano, se infiere la intención de Dios para todo ser humano ¡ser comunidad fraterna! Emprender el éxodo de una sociedad abiertamente cainita, hacia la comunidad que el Resucitado está reuniendo en torno a sí. El proyecto de Jesús toma su identidad y su experiencia del encuentro con su persona crucificada a manos del cainismo humano, y resucitada por el poder de lo Alto.

Solo Cristo

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau

¡Vivid con alegría! | Ignacio Simal

Filipenses 4:4-9

¡Vivid con alegría! Que siempre se dibuje una sonrisa en vuestro rostro. Que todas las personas reconozcan en vosotros un carácter bondadoso a la manera de Cristo. Y cuando notéis que alguna circunstancia trate de desdibujar vuestra sonrisa o tornar vuestra bondad en acritud, haced oración en actitud agradecida por la vida. Entonces, solo entonces, la paz de Dios inundará vuestras entrañas. De tal manera será así que notareis que vuestro corazón será protegido de aquello que pretende distorsionar vuestra existencia. Tengamos esto presente en medio de las dificultades que la vida nos presente.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Dios es paciente | Ignacio Simal

“Cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! “

‭‭1 Corintios‬ ‭9:16‬ ‭NVI‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Dios es paciente con nosotros, hombres y mujeres que poblamos este mundo. Su nombre, expresión de su carácter, es ¡Gracia! Y de ahí que no se imponga sobre la Historia, ni sobre nuestras historias. Sino que conduce todo misteriosamente, sin hacer ruido y sin presiones, hacia la realización de su buena voluntad para con todos nosotros . Y así será hasta la eclosión de los nuevos cielos y la nueva tierra.

Cuando cristianos y cristianos queremos imponer la ética evangélica (o lo que nosotros creemos que es la “ética evangélica”) a nuestras sociedades, el Evangelio deviene en ideología que alumbra distopías. La historia pasada y reciente así lo constata. Y aunque se discrepe de un servidor, no puedo dejar de decir que no deseo un país cristiano. Más bien deseo un pueblo de Dios que se toma en serio el Evangelio de Jesús, y que pone de manifiesto el mundo nuevo según Dios en su espacio social.

Cristianos y cristianas estamos a convocados a proclamar la buena noticia de la gracia de Dios, el Evangelio de Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios. Y anunciamos que Dios pasó por alto el tiempo de nuestra ignorancia, y nos dice a todos, grandes y pequeños, que nos arrepintamos, que volvamos en sí, –cual el hijo pródigo de la parábola evangélica–, en medio de un mundo donde no rigen ni la justicia ni la equidad. El Evangelio nos indica el camino de regreso al Creador, Jesucristo, verdad, camino y vida. Y así proclamamos la buena noticia de Dios sin imposiciones, y desde lo que somos, hombres y mujeres refugiados en los amorosos brazos de Dios, nuestro Señor.

Estamos obligados a proclamar el Evangelio, la buena noticia de Jesús. Así que demos buenas noticias respecto de Dios a las gentes que nos rodean, y digamos, por propia experiencia, que hay posibilidad de salvación y sanidad interior en Jesús de Nazaret, y la palabra de la cruz, auténtica sabiduría de Dios para los hombres y mujeres que vuelven en sí en medio de nuestras caóticas sociedades. ¡Tomémonos en serio el Evangelio! El amor y la gracia de Dios nos seduce a ello.

Soli Deo Gloria. Sola Gracia

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Mi oración

Mi oración, en este día previo a Navidad, es que nuestros pies sean capaces de caminar incesantemente hacia la ciudad cuyo arquitecto es Dios, y cuyo fundamento es el Mesías, hijo de María. Y que al igual que las noches del Israel liberado fueron iluminadas por una columna de fuego (Ex. 13:21), nuestras noches también sean iluminadas por la estrella que guió a los “magos” hasta Belén (Mt. 2:1), por la luz de nuestro Señor y Salvador, el Mesías Jesús.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau

Mediadores del amor sanador de Cristo

sanidad«Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad […] Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.» (Lc. ‭13:10-13‬)

Es causa de gran tristeza -para los corazones acompasados al corazón de Dios- observar como en los espacios donde debiera experimentarse la sanidad del espíritu existan enfermos de las entrañas, sin esperanza de remisión.

El espacio donde Cristo, según su promesa, se hace presente (Mt. 18:20) es lugar privilegiado para la sanidad del alma. Es donde los creyentes, como sacerdotes los unos de los otros, median el perdón de Dios a través del amor, el abrazo y la acogida.

La sanidad del espíritu acontece mediante la confesión de nuestras luchas, pecados y debilidades los unos a los otros, sabiendo que el amor cubre multitud de pecados y siempre se apega a la discreción de lo escuchado. No en vano leemos en las Escrituras (Stgo. 5:16) que debemos confesarnos nuestras ofensas unos a otros, y orar unos por otros, a fin de ser sanados. A fin de cuentas creemos con todas la fuerzas que nos concede la gracia de Dios, que la oración eficaz del justo puede mucho.

El espacio donde los creyentes, junto al Espíritu del Resucitado, se encuentran, es lugar de salud y fortaleza, donde recibimos socorro y ánimo a fin de perseverar en la fe y en el amor. Como también dicen los textos sagrados, “considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Heb. 10:24).

¡Ser iglesia es ser un espacio de libertad, perdón y sanidad del alma!

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor

Un nuevo éxodo ¡nacer de nuevo!

éxodo¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: no; antes si no os arrepentís , todos pereceréis igualmente” (Lc. 13:1-5)

Todos somos culpables de alimentar este sistema injusto. Ese es el gran dictamen que aparece de tapa a tapa de las Escrituras. Un dictamen que no gusta, que no agrada, ya que todos y todas buscamos justificaciones que desculpabilicen nuestra pasividad ante los desmanes que oímos y vemos a diario. Si el prójimo padece en todo su rigor despiadado, cantamos con Christine Rosenvinge, “alguien tendrá la culpa” y, evidentemente, nosotros no.

Jesús de Nazaret, ante la realidad que nos envuelve, nos propone un nuevo “éxodo”. “Éxodo” que se inicia con el arrepentimiento de nuestra pasividad y resignación ante lo que nosotros y/o nuestros prójimos padecemos. El arrepentimiento consiste en reconocer nuestra responsabilidad con lo que sucede, dar la espalda al sistema y organizarse en comunidades alternativas al modelo social que nos hemos dejado imponer. Para ello, necesitamos desvestirnos de nuestra cobardía, y vestirnos de valentía para resistir los cantos de sirena que oímos fuera y dentro de nosotros. Para ello necesitamos “nacer de nuevo”, dejarnos arrastrar por el Espíritu del Dios de Jesús, y atender a esa Luz que nos alumbra y que se hizo carne en el Mesías.

Los “apocalipisis” son evitables, al igual que fue evitable el apocalipsis anunciado por el profeta Jonas sobre la ciudad de Ninive. Solo hay que reconocer nuestra responsabilidad, dar la espalda al sistema y construir, en la fuerza del Espíritu eterno, comunidades alternativas al Imperio. Dicho en breve, y reiterando lo ya escrito, ¡necesitamos “nacer de nuevo”!

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor

Soliloquios

En él, efectivamente, vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos ‭17:28‬ ‭BTI‬‬), escribió san Pablo. De tal manera es así, que el soliloquio de nuestro corazón lo articulamos, inevitablemente, en Dios, convirtiéndose así en una oración que Él escucha con atención. No puede ser de otro modo. Mediante el soliloquio abrimos nuestro corazón delante de Aquel que aguza su oído a lo que expresamos, sean dudas o certezas, sean dolores o alegrías.

Por ello, y ante la contemplación de la sinrazón que reina en nuestro mundo, y tomando prestadas, remedándolas, unas palabras al salmista hebreo, decimos: “Escucha, Señor, nuestro soliloquio, considera nuestro gemir. Está atento a la voz de nuestro clamor. De mañana escucha nuestra voz. Señor, quedamos a la espera, ya que tú no te complaces en la maldad” (Salmos 5:1-4).

Alguien escucha con atención nuestros soliloquios. Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor

¡Dejémonos, de nuevo, abrazar por Dios!

¡Dejémonos, de nuevo, abrazar por Dios!

«Yo te conocí en el desierto, en tierra seca. En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.» ‭‭Oseas‬ ‭13:5-6‬

Pronto olvidamos la experiencia de cuando Dios en Jesús nos salió al encuentro. ¡Nuestro horizonte existencial fue bañado de los colores del arco iris! Al atravesar el umbral de la experiencia de Dios, nuestro interior deseaba estar con aquellos que, como nosotros, confesaban al Cristo como Señor, y éramos incapaces de callar la buena noticia ante los que vida hacía que se cruzaran en nuestro camino.
Pasó el tiempo y todo queda lejano. Recordamos la “experiencia de encuentro”, y se pierde en la neblina de los años. Nos creemos autosuficientes, y llenamos nuestra vida con cosas y experiencias que testifican de nuestro olvido del Dios de Jesús. ¡Uf! Pareciera que se cumple en nosotros, en nosotras, el dicho popular que dice, “de desagradecidos el mundo está lleno”.
¿Qué añadir..? Simplemente decir que todavía hay tiempo de regresar, cual hijos e hijas pródigos, a la casa que nunca debimos abandonar. ¡Nuestro Padre-Madre sigue esperando ver nuestra silueta en el horizonte caminando de regreso al hogar divino!
¡Dejémonos, de nuevo, abrazar por Dios!

Sola Gratia

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau