Adviento, un tiempo propicio para el reencuentro

Eres cristiana. Eres cristiano. Probablemente hace algún tiempo que no asistes a las celebraciones de la comunidad cristiana. Tal vez sientes nostalgia de aquellos días pasados, o tal vez no. No lo sé, pero no te juzgo.

De lo que sí tengo la certeza es de que el Dios que celebramos y bendecimos tiene un interés especial en tu persona. Te ama, y te convoca -nos convoca a todos- a la reconciliación, al seguimiento de Jesús y a su reino.

El próximo domingo, 3 de diciembre, se abre un nuevo año en el calendario cristiano. El calendario se inicia con el tiempo de Adviento, una ocasión para la esperanza, y para hacer memoria de aquel que, por medio de un ángel, anunció a los pastores, en los aledaños de Belén, una buena nueva: “No tengáis miedo, porque vengo a traeros una buena noticia, que será causa de gran alegría para todo el pueblo. En la ciudad de David os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías, el Señor […] — ¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que gozan de su favor!” (Luc. 2:10-11, 14 BTI)

Adviento es un tiempo propicio para un nuevo comienzo, para tomar aire y reiniciar tu caminar acompañado de hermanas y hermanos que te acogen incondicionalmente, y que compartirán, sin duda, tus tristezas y tus alegrías.

¡Hoy puede ser el momento de regresar a casa!

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Un instante “mágico”

«Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.» Lucas‬ ‭19:5‬ ‭RVR1960‬‬

Cuando Jesús de Nazaret nos mira desde los textos evangélicos, oímos su voz. Oímos su voz que nos dice, “hoy es necesario que pose yo en tu casa“. Y sobra que diga más palabras. Esas nos bastan.

Descendemos deprisa de nuestro sicomoro particular, y llenos de alegría, le recibimos en nuestra casa que ya es suya. Es entonces cuando atravesamos el umbral que nos introduce en la militancia a favor del mundo nuevo según Dios y su justicia. Y en ese instante “mágico” escuchamos la voz del Resucitado declarando: ¡hoy ha venido la salvación a esta casa!

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau

Jesús nos sacó a un lugar de abundancia

Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas; pasamos por el fuego y por el agua, pero tú nos sacaste a un lugar de abundancia” (Salmos 66:12 LBLA)

Algunos de nosotros, antes de que Jesús saliera a nuestro encuentro, tuvimos que navegar por el océano de la existencia no sin enfrentarnos al misterio del significado de la vida. Tal vez pasamos por “fuego”, tal vez atravesamos aguas tumultuosas, pero el Jesús que nos convocaba, nos sacó “a un lugar de abundancia”.

La abundancia, en este momento vestida de sobriedad, la hallamos en la compañía de hermanos y hermanas. Ellos, ellas nos ofrecieron sus vidas para hacerlas una junto a la nuestra. También nos introdujeron en el arcano de las enseñanzas de Jesús que nos acercaron al significado de la vida. De nuestra vida. Ello nos permitió acceder al “para qué” de la existencia: estamos aquí par dar testimonio de que otro mundo, es posible aquí y ahora. Un mundo que podemos crear aquí y ahora por la gracia del Dios que nos mostró el Galileo.

Llegará el tiempo -no atisbo el “cuándo”- en el que nos alegraremos en la consecución final de este mundo como un lugar de abundancia, ya desvestido de sobriedad, en el que todos los seres humanos no necesitaremos expresar dolor, ni gemido, por la ausencia de justicia.

En cualquier caso, disfrutemos y compartamos lo poco o mucho que tengamos a fin de construir, experimentar y confesar que Dios hizo “cabalgar hombres sobre nuestras cabezas; pasamos por fuego y por el agua, pero [Él] nos sacó a un lugar de abundancia”.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau