¿Dónde está tu hermano?

El Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel?” (Gén. ‭4:9‬)

De la pregunta de Dios a Caín, interrogándole acerca de dónde se encuentra su hermano, se infiere la intención de Dios para todo ser humano ¡ser comunidad fraterna! Emprender el éxodo de una sociedad abiertamente cainita, hacia la comunidad que el Resucitado está reuniendo en torno a sí. El proyecto de Jesús toma su identidad y su experiencia del encuentro con su persona crucificada a manos del cainismo humano, y resucitada por el poder de lo Alto.

Solo Cristo

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau

Sí, la gracia de Dios siempre es asombrosa

«El hermano mayor se irritó al oír esto y se negó a entrar en casa. Su padre, entonces, salió para rogarle que entrara.» (LUCAS 15:28 BLP)

Así fue, el hijo mayor, irritado, no quiso entrar en la casa de donde surgían cánticos de fiesta, la casa de la reconciliación universal. Sin embargo, el padre bueno, el padre misericordioso, salió a rogarle que entrara. Él se negó en redondo. Su pureza le impedía entrar a una casa contaminada por personas de pasado obscuro, pero acogidas y abrazadas por el padre de toda gracia y misericordia.

El padre bueno y misericordioso de la parábola señalaba -y señala- a un Dios que rompe con todas las convenciones sociales y religiosas. Un Dios que abraza al “hijo pródigo”, haciéndole participar de la fiesta, y un Dios que, al mismo tiempo, ruega al “hijo irritado” que participe de su alegría. ¡Dios convoca a todos a la fiesta de la reconciliación! La reconciliación tanto de lo que está el cielo, como de lo que está en la tierra. Sí, la gracia de Dios, como canta el viejo himno, siempre es asombrosa.

Ignacio Simal

¡Vivid con alegría! | Ignacio Simal

Filipenses 4:4-9

¡Vivid con alegría! Que siempre se dibuje una sonrisa en vuestro rostro. Que todas las personas reconozcan en vosotros un carácter bondadoso a la manera de Cristo. Y cuando notéis que alguna circunstancia trate de desdibujar vuestra sonrisa o tornar vuestra bondad en acritud, haced oración en actitud agradecida por la vida. Entonces, solo entonces, la paz de Dios inundará vuestras entrañas. De tal manera será así que notareis que vuestro corazón será protegido de aquello que pretende distorsionar vuestra existencia. Tengamos esto presente en medio de las dificultades que la vida nos presente.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Dios es paciente | Ignacio Simal

“Cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! “

‭‭1 Corintios‬ ‭9:16‬ ‭NVI‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Dios es paciente con nosotros, hombres y mujeres que poblamos este mundo. Su nombre, expresión de su carácter, es ¡Gracia! Y de ahí que no se imponga sobre la Historia, ni sobre nuestras historias. Sino que conduce todo misteriosamente, sin hacer ruido y sin presiones, hacia la realización de su buena voluntad para con todos nosotros . Y así será hasta la eclosión de los nuevos cielos y la nueva tierra.

Cuando cristianos y cristianos queremos imponer la ética evangélica (o lo que nosotros creemos que es la “ética evangélica”) a nuestras sociedades, el Evangelio deviene en ideología que alumbra distopías. La historia pasada y reciente así lo constata. Y aunque se discrepe de un servidor, no puedo dejar de decir que no deseo un país cristiano. Más bien deseo un pueblo de Dios que se toma en serio el Evangelio de Jesús, y que pone de manifiesto el mundo nuevo según Dios en su espacio social.

Cristianos y cristianas estamos a convocados a proclamar la buena noticia de la gracia de Dios, el Evangelio de Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios. Y anunciamos que Dios pasó por alto el tiempo de nuestra ignorancia, y nos dice a todos, grandes y pequeños, que nos arrepintamos, que volvamos en sí, –cual el hijo pródigo de la parábola evangélica–, en medio de un mundo donde no rigen ni la justicia ni la equidad. El Evangelio nos indica el camino de regreso al Creador, Jesucristo, verdad, camino y vida. Y así proclamamos la buena noticia de Dios sin imposiciones, y desde lo que somos, hombres y mujeres refugiados en los amorosos brazos de Dios, nuestro Señor.

Estamos obligados a proclamar el Evangelio, la buena noticia de Jesús. Así que demos buenas noticias respecto de Dios a las gentes que nos rodean, y digamos, por propia experiencia, que hay posibilidad de salvación y sanidad interior en Jesús de Nazaret, y la palabra de la cruz, auténtica sabiduría de Dios para los hombres y mujeres que vuelven en sí en medio de nuestras caóticas sociedades. ¡Tomémonos en serio el Evangelio! El amor y la gracia de Dios nos seduce a ello.

Soli Deo Gloria. Sola Gracia

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

El silencio de Dios

“El silencio de Dios es una experiencia que nos enseña a escucharle, porque en realidad no está callado y sigue hablando en la Historia y en nuestras historias, es sólo cuestión de estar atentos y saber leer y entender que su silencio puede ser simplemente una forma de comunicarse con nosotros.”

Joana Ortega Raya (1956-2020)

Un sueño bastante inquietante | Joana Ortega Raya

Joana Ortega Raya (1956-2020)

Nuestra querida Joana (1 de octubre, 1956 – 6 de agosto,2020), hace unos años escribía sobre un sueño que tuvo. Me parece más que interesante publicarlo en nuestra web, pues estoy convencido que será de edificación para los que lo lean.

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

Hace dos noches tuve un sueño bastante inquietante, y no tanto por su contenido, sino porque me acuerdo de él paso a paso; y ya se sabe, los sueños se olvidan cuando te despiertas. Pero éste ha decidido permanecer en mi memoria y no entiendo muy bien por qué.

En mi sueño yo estaba dirigiendo uno de los momentos más importantes de la celebración comunitaria dominical y había decidido compartir la experiencia -que tantas veces nos encontramos en los salmos, por ejemplo- del silencio de Dios. Sí, esa que el mismo Jesús experimentó en la cruz. Entonces, un hombre me increpó y me preguntó: ¿Serias capaz de decirle eso a este adolescente? señalándome a un joven sentado detrás de él. A lo que yo respondí: Y por qué no, seguro que él también tiene su propia experiencia de ese silencio.

Sin embargo, e inmediatamente, en mi sueño se produjo un giro sorprendente, y le dije a ese hombre: De todas maneras, el silencio de Dios es una experiencia que nos enseña a escucharle, porque en realidad no está callado y sigue hablando en la Historia y en nuestras historias, es sólo cuestión de estar atentos y saber leer y entender que su silencio puede ser simplemente una forma de comunicarse con nosotros. ¿Acaso no lo hacemos nosotros también?

Ufff, el subconsciente siempre alerta. ¡Salud!

Febrero, 2014

¡Somos seres humanos…!

Somos seres humanos humanos, simplemente hombres y mujeres de carne y huesos. De ahí que no tengamos que representar ningún papel de cara a la galería. sino ser nosotros mismos, en nuestra mas radical desnudez. Solo entonces pondremos de manifiesto que nuestra confianza y poder reside y se origina en Dios, nuestro Señor, y no en nuestras facultades y virtudes. Cuando somos débiles, entonces ¡somos fuertes!

Una oración personal para tiempos críticos

Una Oración para Tiempos Críticos de Iglesia Protestante en Vimeo.

Señor, durante muchísimos años nos has concedido la gracia del encuentro presencial con nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuánto hemos disfrutado, cuánta consolación y ánimo hemos recibido a través de sus abrazos y de su acogida!

Sin embargo, ahora, debido a la pandemia que nos azota, notamos la falta del encuentro, de la conversación… gracias que contamos con las redes sociales para comunicarnos (algo que no todos pueden disfrutar), para escribirnos palabras de ánimo y consolación. Pero bien sabes, Señor, que no es lo mismo. En absoluto.

Por ello te suplicamos la gracia —siempre asombrosa— de que tu poder, a través de tu Espíritu, fortalezca nuestra debilidad ante lo que estamos viviendo. Señor, necesitamos sentir tu presencia en medio de esta calamidad que nos envuelve. Que el Espíritu eterno nos consuele. Sabemos que con tu presencia todo, absolutamente todo, lo podemos. Amén

¡Él llama a tu puerta!


«Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos.»
‭‭Apocalipsis‬ ‭3:20‬

Sí, escuchamos cómo llamas a la puerta de nuestro mundo interior. Y lo haces de forma insistente, pero estamos exhaustos. Apenas nos quedan fuerzas para levantarnos y abrirla. Pero ¡deseamos tanto que entres en nuestra casa y cenes con nosotros! Señor, danos tú la gracia y la fuerza para atender a tu llamado y abrir nuestra puerta de par en par a tu presencia siempre sanadora. Solo entonces la esperanza y la alegría envolverán todo nuestro ser.

Ignacio Simal

Escupió en el suelo, hizo un poco de lodo y lo extendió sobre los ojos del ciego…

«Escupió en el suelo, hizo un poco de lodo y lo extendió sobre los ojos del ciegoJUAN 9:6 BTI

Somos tan “adultos” que prescindimos del Dios, padre de Jesús, para decirnos que solo contamos con nuestras manos y nuestro saber. Es más, con muchos autores cristianos nos diremos que el ser humano es su mediación, que su saber y sus manos son su presencia y su actuación. Toda otra palabra que diga algo diferente, y que afirme que Dios actúa, también, de forma directísima, será tachada de “pensamiento mítico”, y propia de un pasado en el que el ser humano era “menor de edad”. Al final, somos una generación de huérfanos de Dios, no porque él nos haya dejado a nuestra suerte, sino porque nosotros lo hemos cambiado por un ídolo “que tiene boca y no habla, ojos pero no ve, oídos pero no oye, nariz y no puede oler”, y al final, nuestra existencia se traza a imagen y semejanza del ídolo que hemos creado, huérfana de Dios por “mayoría de edad” (Sal. 115:5-6).

Hoy, en medio de la oscuridad que nos envuelve, sale a nuestro encuentro la “historia” de la curación del ciego de nacimiento (Juan 9:1-41), diciéndonos que el Resucitado está entre nosotros, y que por ello no debemos desterrar la esperanza de su actuación a una verdad trasnochada, a un pensamiento infantil. No, en absoluto. De ahí que nuestra oración, nuestra súplica y nuestro ruego no caen en saco roto, sino que se abren a la posibilidad real de que la esperanza que suplicamos se realice aquí y ahora, que el Resucitado vuelva a escupir en el suelo, hacer lodo, y embadurnar nuestros ojos a fin de que podamos ver la realidad que se nos oculta a causa de nuestra “adultez”, a causa de nuestra “mayoría de edad”. ¿A qué realidad me refiero? A la realidad del Dios que actúa en nosotros, en ocasiones concediéndonos la sanidad; en otras, dándonos, a través del Espíritu que mora en nosotros, el ánimo y la fuerza para que nuestra fe no falte en medio de la existencia cuando ésta se torna en espesas tinieblas (1 Cor. 10:13).

En tiempos como los que vivimos, en los que rigen las tinieblas, se hace necesaria y urgente la luz. Una luz que disuelva la oscuridad y sumerja nuestro mundo en los colores del arco iris, colores que proclaman la asombrosa gracia de Dios. De ahí que, desde la fe que confesamos, creemos en un “Dios que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos” (Ef. 3:20). Vivimos abiertos al misterio, que de vez en cuando nos hace señales a través de los destellos de su gracia en medio de nuestra historia. Solo esperamos en el Dios, padre de Jesús. Nada más, ni nada menos.

Ignacio Simal

Ser cristiano es ser verdaderamente humano

Dios formó al hombre del barro de la tierra, en él completó todas sus obras y miro en él como quien mira en un espejo” (Hildegarda von Bingen. Liber Vitae Meritorum, XV)

Sí, Dios creó al ser humano “a su imagen y semejanza“, de tal manera que como escribió Hildegarda (1098-1179), “miró en él como quien mira en un espejo“. Sin embargo, el espejo se oscureció y Dios ya no pudo reconocerse en él.

Al tiempo, nació Jesús, el Mesías, y de él se escribió que fue “reflejo resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser” (Heb. 1:3 BTI); de nuevo Dios pudo verse en él como en un espejo perfecto. Y así, nosotros y nosotras, por su infinita misericordia, podemos contemplar en él, “a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, y ser transformados de gloria en gloria en la misma imagen [que contemplamos], como por el Espíritu del Señor” (2 Cor. 3:18).

Dios, en su gracia y misericordia, ha predestinado al ser humano a contemplarse en el espejo verdadero, es decir, contemplarse en Jesús, hijo de David e hijo del hombre, a fin de ser recreados conforme a su imagen (Ro. 8:29), cuya culminación se realizará de forma plena en la resurrección. Y es que decir sí a Jesús y seguirle en su camino, es internarse en la verdadera humanidad según la voluntad del Padre de las luces. Ser cristiana, ser cristiano, es ser verdaderamente humano a la manera del profeta de Nazaret. ¡Bendita gracia de la que somos depositarios!

Ser espiritual es ser verdaderamente humano, en el que Dios puede mirarse como en un espejo. Ni más ni menos.

Soli Deo Gloria