No es bueno que el ser humano esté solo – ¡Descarga el Boletín de octubre!

no es buena la soledad
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Sabes de dolores. Sabes lo que es sentirte por dentro como alguien al que la faltan las fuerzas (Sal. 88:5b). Sabes lo duro que es llevar el dolor en una soledad envuelta en silencio. Sí, cuantas veces no te habrás dicho, “a Dios imploro ánimo y fuerza, en Él espero”. Pero bien sabes que ya Dios dijo y nos advirtió, desde la noche de los siglos, que “no es bueno que el ser humano esté solo”. Por eso su gracia nos introdujo -nos introduce- en su familia, para que por fin no nos falte nunca una mano amiga que nos abrace, ni unos oídos que escuchen nuestro dolor, y mientras nos escuchan no dejemos sentir en nuestro pecho su abrazo. Vivir nuestra fragilidad y lágrimas en comunidad es una experiencia profundamente sanadora, ¡lo sé!

“No es bueno que el ser humano esté solo”, dijo Dios en el principio. No te escandalices si digo que mi soledad y Dios no son suficientes para sanar el dolor que siempre nos acecha. De ahí que Dios, reitero, nos hiciera parte de una comunidad. La comunidad de fe nunca, nunca, debiera ser terreno hostil para aquel, para aquella, que siente en toda su radicalidad su propia fragilidad. Debe ser el espacio más adecuado para confesar unos a otros nuestros sentires y dolores. Y Dios, siempre bueno, se hace presente en medio nuestro. ¡La gracia de Dios en forma de comunidad siempre está presente! Al menos ¡eso espero!

Sola Gratia. Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, Pastor de Betel+Sant Pau

 

Boletín correspondiente a Septiembre: ¡Celebremos la gracia de Dios!

Església Evangèlica de Catalunya
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“Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos” (Lucas 15:32a)

No permitamos que la niebla ambiental oculte que la celebración cristiana es la fiesta que anticipa el advenimiento definitivo del “reino” de Dios. La celebración cristiana es la reunión de las hijas e hijos que otrora abandonaron la casa del “Padre”, pero que de nuevo han sido recibidos al hogar que nunca debieron haber abandonado. La celebración cristiana no está envuelta por el sonido de los “golpes de pecho” de las personas reunidas, sino por el batir de palmas, la música y la danza.

Por todo ello, reitero, no permitamos que la niebla ambiental empañe la celebración de la fiesta de la reconciliación entre los seres humanos. ¡Experimentemos lo sublime de la gracia del Dios que nos mostró Jesús de Nazaret!

Ignacio Simal Camps, pastor de Betel + Sant Pau

Septiembre 2018

Cuando llegan los dolores del alma (o del cuerpo) – Boletín Julio-Agosto, 2018

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Cuando llegan los dolores del alma (o del cuerpo)

Tarde o temprano llegan. Llegan los dolores del alma o del cuerpo (o ambos a la vez) a nuestra existencia. En ocasiones lo hacen sin previo aviso. Golpean la puerta de la salud hasta romperla, entrando en tropel. Entonces un clamor surge en nosotros, “¡Señor, hijo de David, ten misericordia de nosotros!” (Mt. 20:30). Nuestra razón, auxiliada por nuestra empobrecida fe, nos reprende, y ¡de qué manera! Nos dice, ¡debes confiar en los expertos de la salud del alma y del cuerpo! Pero nosotros, nosotras, creyentes en un Dios que está a nuestro favor, confiamos en él de un modo mayor que nuestra confianza en los expertos. No subestimamos a los especialistas, acudimos a ellos, pero también sabemos que Dios actúa tanto a través de mediaciones humanas como de su directísima mano. De ahí que volvamos a clamar “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!”, y quedamos a la espera de la respuesta de su generosidad. Y a veces ocurre… ocurre que Dios, compadecido de nosotros, pone su mano sin mediaciones, sanando nuestra alma o nuestro cuerpo (Mt. 20:34). Descansamos en Dios, nuestro Señor, porque ya sea en sanidad o en ausencia de ella, Él ¡sea glorificado!

Ignacio Simal Camps, pastor de Betel + Sant Pau

Donde hay un cristiano, hay un testigo de la fe de Jesús (Boletín Junio, 2018)

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Hubo un tiempo que no existían campañas de evangelización, que no se daba ninguna estrategia o programa evangelizador, y sin embargo -en contra de lo que se pudiera pensar- ¡la iglesia crecía! y lo hacía de una forma asombrosa.

Y es que aquellos primeros cristianos y cristianas -en el poder del Espíritu-, “con su estilo de vida claramente distinto, con sus conversaciones sobre la nueva fe y con su vida comunitaria, los cristianos atraían la atención sobre sí. Los numerosos contactos social de la vida cotidiana se revelaban <<captadores>>. Y en ese tipo de captación participaban prácticamente todos los cristianos, por cuanto que su manera de ser podía hacer que otras personas los escuchasen y se dejaran convencer. En consecuencia surgía el cristianismo doquiera llegaban los cristianos en su condición de marineros, emigrantes, mercaderes, funcionarios, soldados, esclavos o prisioneros de guerra. Así, pues, durante los primeros siglos la misión no fue […] un asunto de predicación, de <<misioneros de oficio>> y de organización, sino más bien la manifestación consecuente y directa de la convivencia de cristianos y no cristianos. La historia de la Iglesia es en este aspecto una historia de misión” ( Brox, Norbert. Historia de la Iglesia Primitiva. Perder, 1986. págs 45-46).

Y, si queréis, esa es la estrategia, ¡donde hay un cristiano, hay un testigo del Evangelio! Un testigo de la fe en Cristo y de la forma comunitaria que toma el Evangelio. No perdamos ninguna oportunidad que se nos presente para hablar del Cristo que sigue transformando vidas, aquí y ahora, donándoles un horizonte que trasciende la propia muerte.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal Camps, pastor de Betel + Sant Pau

Mirando lo que no se ve – Boletín Abril, 2018

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resurrección«Y es que nuestro objetivo no son las cosas que ahora vemos, sino las que no vemos todavía. Esto que ahora vemos, pasa; lo que aún no se ve, permanece para siempre.» (‭‭2Cor. ‭4:18‬ ‭BTI‬‬).

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Poner nuestra mirada interior en lo que no se puede ver es lo que hace que aún en los momentos más dolorosos de nuestra vida, el desánimo no salga victorioso. Es ver lo que no se ve a través de la contemplación de las imágenes que nuestro cerebro crea al meditar en la esperanza que nos sugieren las metáforas bíblicas. Contemplación que nos hace caer en la cuenta que toda la dolorosa realidad que nos circunda pasará, y lo que las Escrituras nos hacen intuir permanecerá para siempre; esto es, la liberación de toda la creación de su constante gemido mediante su resurrección (Ro. 8:18ss.). Resurrección que, por otra parte, ya experimentamos en forma de anticipo mediante el Espíritu que mora en nosotros. Sí, “nuestro hombre exterior se va desgastando día tras día, pero el interior no obstante se renueva de día en día” (2Cor. 4:16), hasta la resurrección consumada. De ahí que, reitero, el desánimo no nos venza.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau